ENTREVISTA: MARÍA GENEROSA MUÑOZ GARCÍA

ENTREVISTA: MARÍA GENEROSA MUÑOZ GARCÍA

 

En esta entrevista conoceremos un poco más a una colombicultora llena de pasión y  nos deja claro que esta afición la lleva en la sangre una dedicación que la llevado a conseguir muchas de sus metas aun que a veces no se lo han puesto fácil, pero como nos comenta ella con trabajo llega todo.

Se formo como árbitro por curiosidad y a conseguido llegar a lo mas lejos, como es estar en el equipo arbitral del nacional que este año se celebra en los Periquitos (Murcia).

Por ello haremos un breve repaso a su trayectoria

 

 

¿Cómo fueron sus inicios en la colombicultura?

Desde que tengo uso de razón he  estado rodeada de palomos. Quizás la imagen más lejana que tengo es de cuando apenas me cabía un palomo en la mano, necesitaba las dos de lo chiquitilla que era. Sin embargo, ya estaba recogiendo palomos de la suelta para meterlos en la caja del picadero.

Cuando apenas tenía diez años mi padre por motivos de trabajo tuvo que dejar los palomos a un lado. Con esa edad, me hice cargo tanto de las parejas de cría como los palomos de vuelo.

Llevaba todo para adelante: echarles de comer, anillar los pichones, pelecharlos, pintarlos antes de sacarlos, limpiar pelecheros y cajones, soltarlos, recogerlos…  incluso  en más de una vez, he entrado tarde o he faltado al colegio porque la suelta anterior me había faltado algún palomo, y como consecuencia de ello, antes de que se hiciese de día ya estaba con mi paloma debajo del pino en el que se hubiese quedado a dormir o encima de la terraza preparada para que en cuanto se moviese poderle aletear. De allí no me movía hasta que volvía con él a casa (cuantísimos madrugones y trasnochadas conllevan los palomos).

  Recuerdo que a principios de temporada como mi casa estaba relativamente lejos de donde tiraban la paloma me dedicaba a coger mi caja de 8 palomos y subirlos a tirarlos al punto de partida.  Me costaba hacer cuatro o cinco paradas a lo largo de la calle porque como es obvio iba andando y la caja pesaba, pero oye, al cabo de unas cuantas sueltas subían como cohetes cuando les abría el cajón. Que satisfacción y con qué poco era feliz.

Pero sin duda alguna, lo más interesante de la temporada era cuando llegaba la época de los comarcales y había que salir a concursar fuera  de mi pueblo. Mi padre me preguntaba que de todos los que tenía cuales eran lo que más me gustaban. Como siempre me he considerado una persona muy sensata, elegía uno,  o como mucho dos,  que era lo que podía controlar, y cargada de ilusión me iba con los palomistas de mi pueblo a concursar.  Quizás no tenía los mejores palomos de la suelta, pero me atrevería a decir que pocos hacían más fuerza que yo cada suelta cuando les abría el cajón.

 No me costó entender que los palomos son animales,  y que por tanto, hay que empatizar con ellos cuando en ocasiones no están al nivel que querríamos, pero si lo fue asumir que una vez que se abre el cajón es una suerte si por la noche devuelves el palomo a dormir ahí, siendo este el motivo causante de tantos llantos. Todos sabemos los disgustos que en ocasiones nos da perder un palomo, y más cuando eres tan pequeño.

Siempre he pensado que determinados palomistas tenemos la suerte de nacer con la colombicultura en la sangre, es por eso que pese a las circunstancias siempre nos sigue saliendo rentable estar rodeados de palomos, en ocasiones todos los días de la semana. Y si no, que le pregunten a mis amigas cuando con 15 o 16 años ellas estaban con la cabeza en los chicos y demás cosas típicas de la edad, y yo pensando en que parejas de palomos juntar para sacar pichones en condiciones. Seguro que me dais la razón en que lo  mío era mucho más interesante que lo de ellas.

¿Qué le llevo a iniciarse en el arbitraje?

 Todo empezó por la curiosidad que causa llegar a la suelta y saber de quién es cada uno de los palomos que están en ella ¡¡ y ya cuando venía un rebote o corte en el que había muy pocos ni os cuento!! Me gustaba llevar controlados todos los palomos que competían en mi pueblo, y como no podía ser de otra forma, me pasaba la suelta pegada a los que en aquel momento arbitraban allí. Y sin más, una cosa llevó a la otra.

¿Al ser mujer cree que es más difícil llegar a ser árbitro?

Llegar a ser árbitro no, que confíen en ti al ser mujer sí. Cuando los árbitros llegan a una sociedad nadie cuestiona si saben o no, sin embargo, cuando llego yo a un sitio en el que anteriormente no me habían visto se abre el debate. Frases del estilo: “¿Pero a ti te gustan los palomos?”,  “Mira, si se los conoce”, “Anda, pues si sabe cogerlos”, ya no sé cuantas veces las habré oído. Antes la tendencia era contestar indignada, ahora ya no, me callo y dejo que el concurso se desarrolle, y os puedo asegurar que no hay nada más gratificante que hablar  de “tú a tú” sobre palomos con los mismos que antes de empezar se cuestionaban todas esas cosas. Sin embargo, todos estos años en Murcia me han hecho entender que no es tanto una falta de confianza, sino más bien una falta de costumbre que da lugar a ese escepticismo.

¿Qué ha significado para usted ser la primera mujer que arbitra un campeonato nacional?

Para mí es un orgullo total. Arbitrar un nacional es el máximo dentro del arbitraje, y creo que todos soñamos con hacerlo alguna vez. En cuanto al hecho de ser la primera mujer en hacerlo, me da la oportunidad de demostrar que da igual que seas hombre o mujer, lo importante es poner empeño y dedicación en lo que te gusta. Siempre he pensado que con trabajo todo llega en esta vida.

 

¿Cómo ve el futuro de la mujer en la colombicultura?

 Creo que aún queda mucho por hacer, sin embargo, en mi opinión no es necesario hacer nada especial por dicho futuro. Me vuelvo a repetir diciendo que, muchos nacemos con la colombicultura en la sangre, y que dentro de ese grupo da igual que seas hombre o mujer porque si realmente te gustan los palomos no te importan las críticas que puedas oír. De hecho, tengo varias amigas que aún habiendo sido madres continúan yendo a las sueltas, y son ellas las que hacen palomistas a sus hijos.

Además, ya le gustaría a muchos de los deportes de los que hoy en día  ocupan las portadas de periódicos, que existiera la misma igualdad que en este que nosotros estamos. No me cansaré de decirlo, la colombicultura en parte es tan especial porque permite la convivencia y la práctica del deporte con independencia  de la edad y el sexo.

Una muestra clara de que esto está comenzando a cambiar, es que ya no solo son los niños quien acompañan a los padres a las sueltas. Aún así, es cierto que queda mucho camino por recorrer.

Qué consejo le darías a todas esas mujeres que están iniciándose en este deporte

 Les diría que nunca permitan que nadie les diga de lo que son capaces o no, y que como todo en esta vida siempre van a escuchar críticas, lo importante es quedarse con las constructivas. Pero sin duda ninguna, les diría que si su felicidad está entre palomos no les importe nada más, que sigan adelante y disfruten de ellos, lo demás viene solo.

Dicen que  “ De bien nacido es ser agradecido”, por tanto me gustaría aprovechar para dar las gracias a todas las personas que durante estos años me han ayudado, me han apoyado y me han permitido aprender un poco más de ellas. A día de hoy puedo presumir de tener muy buenas amistades dentro de este deporte, cosa que me alegra porque la amistad es lo que hace grande a las personas.

Pero es mi obligación especificar. Por una parte, agradecer a  Francisco Vivancos. Lo conocí cuando con 9 o 10 años me atreví a llevar un palomo a  uno de los concursos  de final de temporada de la Fuente del Pino, con la mala suerte de que varias sueltas después de la presentación perdí la chapa.  Alguien me comentó que ese tal “Vivancos” pertenecía a la Federación, y yo, ni corta ni perezosa y con las leyes que siempre he tenido le recordé durante varias sueltas que me tenía que hacer una guía porque el palomo prometía. Si hubiese sabido que al año siguiente me lo retirarían del comarcal por machero quizás me habría estado callada.

“Desde ese concurso te he tenido al lado mío para todo, lo bueno y lo malo. Por ti comencé a arbitrar en Murcia, cuando “la cosa se puso fea” me hiciste ver que no todas las personas que me iba a cruzar dentro de este deporte iban a ser amables conmigo,  me has repetido hasta la saciedad lo importante que es ser honrado e ir de frente, pero sin duda alguna estoy agradecida porque has confiado en mi desde el día en que me conociste”.

Y por otra parte, me gustaría agradecer a la que sin ninguna duda es mi debilidad en Murcia, la sociedad “San Antón” de El Bojar.

“Porque sois unos grandísimos palomistas, pero aún sois mejores personas. Sois amistad, ganas de ayudar, alegría, compromiso, felicidad… SOIS ÚNICOS. Me siento afortunada. Todo lo que os diga es poco”.

 

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1 Comments
  1. abril 20, 2017 at 10:28
    Reply

    Hola buenas estoy empezando y necesitaría una persona que tengo unas dudas y para que me ayudase un poquito

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